por Vanesa Catellani
Martín Weber es un artista multimedia. “Mapa de Sueños Latinoamericanos“, -el Film- su opera prima ganó en 2020 el Prix Documentaire CINELATINO / Toulouse y Menção Honrosa / BIFF. Brasilia International Film Festival. Seleccion oficial 2020 de IndieBo (Colombia) y Festival de Cinelatino Seattle (USA). También recibió el apoyo de Eficine / México, Sørfond / Noruega (2016) e INCAA / Argentina (2013). Recibióel Pitching Market Award / GIFF, el Premio Cinescope y FLICC/México (2014), y Doc Buenos Aires (2010), y fue declarado de interés cultural por la Ciudad de Buenos Aires – Programa de Mecenazgo Cultural (2016-2014).
A lo largo de más de veinte años el artista recorrió Latinoamérica proponiéndole a distintas personas o grupos de personas que escribieran un sueño o deseo en una pequeña pizarra y se dejaran fotografiar. Así, cámara de placa al hombro, Martín recorrió Argentina, Cuba, México, Perú, Nicaragua, Guatemala, Brasil y Colombia tomando contacto con comunidades indígenas del nordeste brasileño, pueblos de la Selva Negra en Nicaragua y de la Selva Lacandona en Chiapas, profesores universitarios de Cusco, familias de clase media en Buenos Aires, jóvenes estudiantes del norte de Corrientes y niños de la frontera de Tijuana, entre tantos otros. Como resultado de este viaje surge el “Mapa de sueños latinoamericanos”, un ensayo fotográfico que reúne 110 fotografías en blanco y negro.
Quiero ser policía. Maclovio Rojas
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Décadas después Martín se preguntó si se habían cumplido, y emprende entonces un nuevo viaje en búsqueda de las mismas personas para dar testimonio de Latinoamérica a través de sus vidas. Durante ocho años Martín regresa a Argentina, Perú, Nicaragua, Cuba, Brasil, Colombia, Guatemala y México. Esos testimonios conforman el documental, su ópera prima:
¿Cómo nace el proyecto Mapa de sueños latinoamericanos?
– El trabajo surge antes de la primera foto, incluso décadas antes de las primera fotos son del 90 a modo de ensayo o pruebas fotográficas. La fotografía era para mí un encontrar en el afuera con una cámara, elementos o narrativas que remitieran a mi infancia. La historia data desde mi nacimiento en Chile, ya que mis padres se fueron bajo la dictadura de Onganía, luego de “la noche de los bastones largos”. Y el ser argentino fue un aprendizaje distanciado, no natural. Viví en Buenos Aires desde la guerra de Malvinas hasta las ultimas manifestaciones en contra de la dictadura militar. En esa época discutíamos hasta la revolución nicaragüense, me di cuenta que no tenía idea de lo que sucedía allí realmente y lo que hacía era repetir las historias que me llegaban. Ahí me queda la primera semilla y surge la idea de viajar, conocer, y recobrar testimonios directos.
Cuando comencé a trabajar con Horacio Coppola -quien fue mi maestro y luego me tomó como discípulo- hubo una serie de cuestionamientos sobre el uso del epígrafe en la imagen. Por cómo el epígrafe te dirige a leer la imagen de determinada manera, y muchas veces ni siquiera lo escribe el fotógrafo sino un editor del medio donde es publicada.
A partir de esos cuestionamientos, surge la idea de pensar y trabajar de una manera más horizontal, devolver al sujeto fotografiado el poder sobre su representación. Darle la posibilidad a el mismo que escriba el epígrafe de su puño y letra -la idea de empoderar en los años 90/92 no se usaba esa palabra con la fuerza actual-. Pasé por esos procesos para entender qué quería hacer. Me di cuenta que en el colegio aprendí a nombrar el mundo con tiza en el pizarrón. Y otros disparadores como la lectura de diferentes teorías que decían que la fotografía convertía todo en pasado, y pensé en cómo podía compartir entre presente pasado y futuro. Ahí surge la idea de la pregunta y qué preguntar. Mi solución fue preguntar por un sueño, invitar a la persona a pensar, su pasado y su vida hasta ese momento, compartirlo en el presente, pero con la posibilidad de proyectarnos a un posible futuro. Me encontré con una lectura de Bertolt Brecht, que usaba carteles y escritos en las puestas en escena cuando quería trabajar una idea de identificación y distanciamiento, para que de alguna manera pensáramos en qué contexto se encontraba un personaje. Y así me di cuenta de la importancia del contexto de esas personas fotografiadas y si alguien iba a pensar un sueño, poder entender la distancia entre expresar ese sueño y la posibilidad de su realización.
¿Porque Latinoamérica?
– Era un momento en el cual el movimiento latinoamericanista era fuerte. Me preguntaba que era esto de ser latinoamericanos, que compartíamos y que nos diferenciaba. No iba a poder viajar y fotografiar por todos los pises, fui eligiendo países que se distinguieran y fueran paradigmáticos en la historia reciente del continente. Y dentro de cada país, pueblos o ciudades que tuvieran una relación directa con esas historias.
Tenia un tiempo limitado de un mes para estar en cada lugar. Entonces previamente una etapa de pensamiento e investigación. Y en ese tiempo tenia que capturar la complejidad de la historia de ese país, la cultura y lo que nos diferencia. Nunca llegaba sin haber contactado a periodistas, activistas de derechos humanos y artistas. Se torno en un proyecto gracias a becas y susidios, fue creciendo y abarcando ocho países que conforman un corte claro de lo que nos representa.
¿Cómo impactan en vos estos encuentros con el otro y el retorno a ellos durante tantos años?
Sucedió todo el proyecto en décadas, avanzaba a medida que conseguía subsidios y becas. No soy el mismo que comenzó el proyecto fotográfico, ni el que lo terminó, y menos el que regresó y transito nuevamente esos caminos para realizar el proceso del film documental. Pasaron muchas cosas en mi vida y en la vida de ellos. Por más que la base del proyecto es fotográfica, hay mucho de poner el cuerpo, algo un poco performático, de involucrar al otro e involucrarme con el otro. Cambiar la mirada verticalista desde arriba y crear un espacio de encuentro. La libertad de expresión en Latinoamérica recién se estaba comenzando a palpitar en el inicio del proyecto, era muy impactantante en algunos lugares como Guatemala, preguntarles sobre sus sueños, para ellos una experiencia impensada y totalmente fuera de su realidad cotidiana. Generar un documento conjunto en una época donde no existían las redes sociales ni el tan propagado uso del celular. Lo que distinguía este trabajo de otras prácticas, es cómo cada pequeño sueño se iba encadenando uno con el otro, compartir un sueño es algo secreto o interno, bastante íntimo.
Muchos de los fotografiados estaban convencidos de que yo regresaría para volver a compartir un momento juntos. Y creció en mí la responsabilidad sobre valorar estas voces acumuladas. Un valorar y estar desde su lado hacia el mío en una sensación de empatía. Una sensación de reciprocidad muy fuerte.
¿Algún sueño se cumplió?
No pienso los sueños como éxitos o fracasos. Ya me esperaba que la mayoría de los sueños no se iban a cumplir. Sólo podemos cambiar esta idea de destino si nos permitimos imaginar uno distinto al que se nos dio. Poner una meta, aunque termines en otra dirección.
Y vuelvo a la pregunta anterior, el regreso fue muy emotivo, muy fuerte. En el retorno y en el paso del tiempo hay un peso muy fuerte en qué es lo que cambia y qué no. A veces son sueños muy simples o muy pequeños. Lo que nos devuelve la responsabilidad de preguntarnosel por qué pareciera haber tanta distancia para lograrlo.
En este camino recorrido, también hay otro que me gustaría que nos compartas: los premios recibidos, la exposición en El Parque de la memoria y la participación en el Festival de Arles.
– Doy gracias, quiero agradecer a todos los que estuvieron involucrados, mínima y máxima. Desde personas hasta fundaciones. En el Parque de la memoria fue una muestra por primera vez de todas las fotografías con imágenes a gran escala. El cuerpo, la escala y el lugar te dan una percepción diferente en tu propio cuerpo a la imagen en la web. Y al mismo tiempo se estaba procesando el filme. El festival de Arles se suspende por el Covid-19, pero seleccionan siete películas entre las que estoy participando. Antes de eso había ganado premio al documental en el Festival de Cine en Toulouse. Y como ya no se pudo viajar, apareció una plataforma francesa que se llama TENK -ingresar al link aquí- que hasta fin de mes contiene al festival de Arles y se puede ver allí. También recibió una mención honorífica en el Festival Internacional de Cine de Brasilia.
Es reconfortante encontrar estas respuestas y un camino no sólo en nuestro territorio, sino que se conecte con otros territorios para poder generar puentes de diálogo.
Mapa de sueños latinoamericanos
Video instalación presentada como parte de la muestra en Parque de la Memoria
A partir de material del film “Mapa de sueños latinoamericanos”. Esta pieza de 10min -en loop- rescata imágenes en color y cámara lenta, que junto a un testimonio por país, derriten los momentos congelados en las fotografías originales, devuelven la palabra a los sujetos de las imágenes, y renuevan los sueños encapsulados, 5,7, 10 y 15 años después.
Referencia desde arte-online.net